La Habana en general tiene una vida nocturna muy agitada. Muchos califican a La Habana como la ciudad que nunca duerme. Esto se cumple muy bien sobre todo en los circuitos turísticos como el Vedado y La Habana Vieja, donde se ubican muchos de los cines, teatros, cabarets, clubes nocturnos y bares. Hay mucho menos tráfico y anuncios comerciales que en otras ciudades del mundo, pero dicen que lo que más atrae a los noctámbulos hacia las noches de la Habana es la inmensa simpatía de los habitantes de la ciudad, que son los más devotos de la fiesta nocturna que le espera en La Habana Vieja.

Otra característica que atrae sobremanera a los turistas hacia esta área en particular es la seguridad que sienten al caminar sus calles, bien iluminadas y transitadas. A pesar de que el vandalismo no es la regla sino más bien la excepción, la presencia de agentes policiales, muchas veces con autos o perros incluso durante la madrugada se hará sentir en muchas esquinas.

En la Habana Vieja, al igual que en el Vedado, la vida nocturna se hace particularmente notable en la zona del malecón. La agradable brisa marina incluso en las noches mas cálidas acompañada de música y ofertas gastronómicas a lo largo de esta avenida costera atrae mucha gente hacia el litoral. No es de dudar que este ambiente constituya escenario ideal para el romanticismo y el amor.

Un elemento que hace notablemente bellas las noches de la Habana antigua es sin duda el efecto que ejerce la iluminación de muchas edificaciones y monumentos de la zona. La iluminación da vida a la piedra y el metal y llena de colorido las noches habaneras e incluso el alumbrado vial tiene su propio estilo con farolas antiguas que realzan la belleza de la vetusta ciudad.

Desde el malecón de la Habana Vieja puede admirarse el encanto del rayo de luz que cada 3 y 12 segundos respectivamente sobrevuela la ciudad para luego perderse en el horizonte del estrecho de la Florida y guiar a marinos en sus aguas. Asimismo se observa el imponente Cristo de La Habana, que erecto sobre una colina que lo eleva a 83 m sobre el nivel del mar y también perfectamente iluminado, bendice esta ciudad que no duerme y que justo a las 9 en punto de la noche escucha el retumbar del cañón “Caudillo” en el castillo de San Carlos de la Cabaña en ceremonia que anuncia que en La Habana antigua se cerrarían las puertas de la muralla, pero es también señal de que en La Habana Vieja de hoy a la noche le queda mucho todavía y que la fiesta continúa.